11/16/2011

.: Txema Salvans :.










Txema Salvans, Barcelona 1971.

EL LOGRO DE LA FELICIDAD Cada noche antes de dormir Txema se pega un manguerazo al interior del cráneo y así lo deja limpito de las angustias del día y duerme como un niño. Ningún psico-mago le recetó este condicionamiento positivo; se lo fabricó él solito cuando todavía era pequeño como fórmula de higiene mental y asegura que le ha servido también para llegar a los treinta y cinco sin saber lo que es el dolor de cabeza. Alguien que orquesta con tanta determinación su propia felicidad tiene más mérito que Obélix que simplemente, aunque no de forma menos gloriosa, recibió un espaldarazo del destino al caer en la marmita de la poción mágica que le dio fuerza de por vida. Txema también tiene fuerza, la del optimismo; hace ya unos años encontró escrita la frase que siempre había inspirado su vida: “Ten cuidado como miras el mundo porque el mundo será como lo mires” y aunque no aprendió nada nuevo supo decir de otra forma lo que ya estaba contando con sus fotos: que la plenitud del ser se conforma ahora mismo si somos capaces de cortar las roídas cadenas del estupor y que la alegría es la mayor compensación que podemos darnos frente a nuestro mortal destino. Experimentar así la existencia día a día necesita unos anclajes que son diferentes en cada maestro de felicidad y Txema adoptó la fotografía, que es una de las maneras más intensas de mirar. Hacer fotos es también una gran manera de relacionarse y para alguien tan sociable como lo es un optimista, la relación con seres vivos, sean personas o perros, es algo tan necesario como respirar; pero ha de ser una relación positiva. Y ya tenemos a Txema dando cuenta de los aspectos que más le interesan de la existencia, aquellos que nos reservamos para buscar el logro incierto de la felicidad: los espacios físicos y mentales del ocio entendido como ámbito vital arrancado a la esclavitud del esfuerzo y la renuncia remunerados. Hay que decir que su mirada ha ido pasando de la sorpresa, la ironía o la celebración a una amable aceptación de las manifestaciones de los otros, cada vez más exenta de juicio, cada vez más recíproca, cada vez más madura. Pepe Baeza. Dic 06.

txema salvans

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